Del miedo a la acción: lo que aprendí intentando invertir como latinoamericano en EE.UU.

Invertir siempre me pareció algo lejano, técnico, incluso intimidante. Como latinoamericano que tuvo la oportunidad de vivir y trabajar en Estados Unidos, durante mucho tiempo pospuse entrar al mundo de las inversiones por miedo, desconocimiento y una dosis de burocracia. Sin obligaciones familiares ni deudas, logré acumular cierto capital. Pero el camino para poner ese dinero a trabajar fue mucho más difícil —y revelador— de lo que imaginaba.

Este artículo no es una guía técnica. Es un relato personal que busca mostrar lo que muchos no cuentan: cómo se siente realmente empezar a invertir sin saber nada. Ojalá mi experiencia ayude a otros a no cometer los mismos errores.

Ultimo año de los Adrs Argentinos

1. El mito de que uno necesita saberlo todo para empezar

Mi primer intento fue abrir una cuenta en Interactive Brokers (IBKR). No entendía las categorías, los formularios eran confusos, y terminé siendo rechazado. No por falta de fondos, sino por falta de claridad.

Meses después, con una cuenta bancaria en Chase, intenté abrir una cuenta de inversión allí. Tenía miedo de los costos, de cometer errores, de perder dinero. Así que no lo hice. Postergué todo por varios meses más.

Lo que aprendí: la inacción también cuesta. En este caso, me costó perder oportunidades reales en un mercado que más adelante subiría con fuerza.

2. El miedo como freno silencioso

El tiempo pasó. Finalmente logré abrir una cuenta de inversión. Pero mis movimientos fueron tímidos, desconfiados. Compré algunas acciones de empresas estadounidenses sin entender del todo en qué me estaba metiendo.

Hasta que descubrí que podía comprar ADRs de empresas argentinas. Eso cambió mi relación emocional con la inversión: de repente, se trataba de empresas que conocía, que sentía cercanas. Pero aún así, no invertí de manera significativa.

No fue hasta varios meses después —de marzo a noviembre— que comencé a hacer aportes semanales más consistentes. Y justo cuando parecía que todo iba bien, el mercado cambió.

3. Llegar tarde al rally

El mercado argentino vivió uno de sus mayores rallys bursátiles. Pero yo no estuve ahí. Había estado mirando desde la tribuna, paralizado por el miedo.

Cuando finalmente entré, ya era tarde. La toma de posesión del nuevo presidente en EE.UU. generó volatilidad, incertidumbre y una caída en las acciones argentinas. Mi inversión se desvalorizó rápidamente. Había errores en el timing, sí, pero también en la selección y en no tener una estrategia clara.

4. Errores que valen como lecciones

Cometí varios errores comunes:

  • Esperar demasiado tiempo para empezar.
  • Invertir sin entender.
  • Dejarme llevar por emociones.
  • No tener una rutina de aprendizaje.

Pero también aprendí algo valioso: no hay forma perfecta de comenzar. Hay que hacerlo con respeto por el dinero, pero sin dejarse dominar por el miedo.

Conclusión: Invertir es más psicológico que técnico

Mi experiencia invirtiendo como latino en EE.UU. no es la de un experto, sino la de alguien que aprendió a moverse en un mundo nuevo. Descubrí que los mayores obstáculos no eran los mercados ni las plataformas, sino mis propios miedos e inseguridades.

Hoy sigo aprendiendo. Ya no veo la inversión como algo lejano, sino como una herramienta poderosa para crecer a largo plazo. Si estás leyendo esto y te sentís reflejado, mi consejo es claro: empezá. Aunque sea con poco. Aunque no lo entiendas todo. Pero empezá.

Porque a veces, el costo de no actuar es mucho mayor que el riesgo de equivocarse.